martes, 29 de diciembre de 2015

Boletín Chenque Negro N°7





En éste número:

- "Haciendo rentable nuestra vida y nuestra muerte"
          Mientras gran parte de la población discuten y entregan el alma a los chupasangre que están en el parlamento, se celebra en silencio 3 años de la condena a cadena perpetua a los trabajadores petroleros de las Heras, acusados sin prueba alguna de la muerte de un policía en una protesta del año 2006 en Santa Cruz
- "La Clase obrera lamenta otra muerte"
        El dia 27 de agosto el trabajador petrolero Cristian Guitierrez, muere a causa de un accidente evitable, mientras hacía trabajos de soldadura en el yacimiento "el Tordillo", ubicado a 35 km de Comodoro Rivadavia.
-  "Chubut: más policía, más represión"
       En el mismo tiempo que se celebra en la provincia el egreso de personal policial, y en medio del proceso judicial por el caso de Ivan Torres, desaparecido por la policía hace ya doce años en la localidad de Comodoro Rivadavia, asesinan en una comisaría a Lucas Fuentes, quien denunciaba en una audiencia frente al juez maltratos, por lo cual pedía el cambio de lugar de detención. Esa misma tarde su cuerpo se encontraba sin vida. 

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jueves, 17 de diciembre de 2015

Destruyamos el Trabajo - M. Alfredo Bonanno

Destruyamos El Trabajo


El trabajo es el argumento que se repite en todos los periódicos, conferencias, debates políticos e incluso en artículos y panfletos escritos por compañeros. Las grandes preguntas que se plantean son: ¿cómo hacer frente a la desocupación creciente? ¿cómo volver a dar un sentido a la profesionalidad laboral penalizada por la actual reestructuración capitalista? ¿cómo hallar caminos alternativos al trabajo tradicional? ¿es posible el reparto del trabajo?. La sociedad postindustrial ha resuelto el problema de la desocupación, al menos dentro de ciertos límites, dislocando la fuerza laboral hacia sectores más flexibles, fácilmente maniobrables y controlables. Ahora, en la realidad de los hechos, la amenaza social de la desocupación creciente es más teórica que práctica y es utilizada como arma política para disuadir a amplias capas de población de intentar direcciones organizativas que pongan en discusión las actuales directrices económicas. En la actualidad, siendo el trabajo mucho más controlable, precisamente en su forma cualificada, pegada al puesto de trabajo, se insiste sobre la necesidad de dar trabajo a la gente, por eso de reducir la desocupación. No porque ésta constituya un peligro en sí, sino más bien al contrario, porque el peligro podría venir de la misma experiencia de flexibilidad ahora ya hecha indispensable en las organizaciones productivas. El haber sustraído una identidad social que precisa el trabajador lleva a posibles consecuencias disgregativas que hacen más difícil el control. Del mismo modo, los intereses de formación profesional en su conjunto no permiten una formación de alto nivel, al menos no para la mayoría de los trabajadores. Se ha sustituido pues la pasada petición de profesionalidad por la actual de flexibilidad, es decir, de adaptabilidad a tareas laborales en constante modificación, a pesar de una empresa a otra; en suma, a una vida cambiante en función de las necesidades de los patronos. Desde la escuela se programa ahora esta adaptabilidad, evitando suministrar los elementos culturales de carácter institucional que una vez constituían el bagaje técnico mínimo sobre el cual el mundo del trabajo construía la profesionalidad. Esta ahora se reduce a unos pocos millares de personas que son preparadas en los másters universitarios, algunas veces a expensas de las mismas y grandes empresas que tratan así de acaparar a los sujetos más proclives a sufrir adoctrinamiento y, como consecuencia, un condicionamiento.



Cambio de relaciones


En el pasado el trabajador vivía en la empresa: tenía amistad con compañeros de trabajo; en el tiempo libre hablaba de los problemas del trabajo; frecuentaba estructuras recreativo-culturales de los trabajadores; y cuando iba de vacaciones acababa por hacerlo junto a la familia de otros compañeros de trabajo. Para completar el cuadro, especialmente en las grandes empresas, diferentes iniciativas sociales ligaban a las distintas familias con pasatiempos y excursiones; los hijos iban a escuelas asistidas financieramente por la misma empresa y cuando se jubilaba uno de ellos, era sustituido por alguno de sus hijos. Se cerraba así todo el círculo laboral que enmarcaba toda la personalidad del trabajador, pero también la de su familia, surgiendo de este modo una identificación total con la empresa. Pensemos, por poner un ejemplo, las decenas de operarios de la FIAT que animaban en Turín a la Juventus, el equipo de Agnelli. Todo este mundo ha decaído completamente. Aunque algún residuo continúa funcionando, ha desaparecido en su homogeneidad y en su uniformidad proyectual. En su lugar ha entrado una relación de trabajo donde la falta de una identidad profesional significa ausencia de una base sobre la cual el trabajador pueda proyectar su vida. Su único interés es ganar lo imprescindible para llegar a fin de mes o pagar el crédito de la casa. Ya en la condición precedente, la huida del trabajo se configuraba como una búsqueda de un modo alternativo de trabajar. El modelo era el del rechazo a la disciplina, el sabotaje sobre la línea de montaje, entendido como reducción de una opresiva cadencia, la búsqueda de retazos de tiempo. Así, el tiempo libre no institucionalizado, sino robado al atento control empresarial, estaba cargado de valor alternativo. Se respiraba fuera de los ritmos encarcelados de la fábrica o taller. Pero en aquellas condiciones el gusto del tiempo encontrado se envenenaba enseguida por la imposibilidad de suministrarle otro sentido que no fuera el mismo del ambiente laboral. Por eso, la abolición del trabajo significaba, hasta hace algunos años, la eliminación de fatiga, creación de un trabajo alternativo fácil y agradable, o bien -y esto en las tesis más avanzadas y bajo ciertos aspectos más utópicos y peregrinos- su sustitución por el juego, pero un juego que obliga, provisto de reglas y capaz de dar al individuo una identidad como jugador-trabajador. Es un hecho si se quiere interesante, pero que no escapa a las reglas esenciales del trabajo entendido en términos de organización global del control. De esto deriva que nos sea posible ninguna abolición del trabajo en términos de reparto progresivo del mismo, sino que se necesita proceder de manera destructiva. Antes que nada es el mismo capital el que ha desmantelado desde hace tiempo su formación productiva, sustrayendo al trabajador su propia identidad. De este modo, lo ha hecho «alternativo» sin que se haya dado cuenta de ello. Tiene libertad de palabra, vestuario, variabilidad de tareas, un modesto compromiso intelectual pedido, la seguridad de los procedimientos, la reducción de los tiempos de trabajo. En definitiva, que haya necesidad de una cantidad de trabajo muy inferior a la hoy obligatoria para percibir un salario era una reivindicación que ayer venía ilustrada por teóricos revolucionarios, mientras que hoy es patrimonio analítico del capitalismo post-industrial y se discute en congresos y reuniones destinadas a reestructurar la producción. Luchas por una reducción, pongamos de veinte horas semanales, del horario de trabajo no tienen sentido revolucionario, en cuanto que abre el camino a la solución de algunos problemas del capital y no el de la posible liberación de todos. La válvula de escape del voluntariado, sobre el que tan poco se discute mientras se trata de un argumento que merecería toda nuestra atención, podría suministrar una de las soluciones operativas a la reducción del horario de trabajo, sin que surja la preocupación de cómo las grandes masas huérfanas del control de un tercio de su jornada pudieran emplear el tiempo encontrado de nuevo. Visto en estos términos, el problema de la desocupación no es el de la crisis más grave del sistema productivo actual, sino un momento constitucional a su estructura, momento que puede ser institucionalizado a nivel oficial y recuperado como empleo proyectual del tiempo libre, siempre por obra de la misma formación productiva, y a través de las estructuras creadas para este fin. Razonado de este modo, se comprende mejor el análisis del capitalismo post-industrial como sistema homogéneo dentro del cual el movimiento de la crisis no existe, habiendo sido transformado en uno de los momentos del proceso productivo mismo.


Ideales «alternativos»



Otro punto a tratar es el de los ideales «alternativos» de vida fundados sobre el arreglárselas uno mismo. Estamos hablando de las pequeñas empresas fundadas sobre la autoproducción en laboratorios electrónicos y en otros pequeños almacenes, sin aire y sin luz para sobrecargarse de trabajo y demostrar que el capital de nuevo ha tenido razón. Si quisiéramos concentrar en una fórmula simple y breve el problema, podríamos decir que si una vez el trabajo confería una identidad social, la del trabajador. Esta identidad, integrada en la del ciudadano formaba el súbdito perfecto. Por ello, la huida del trabajo era un intento concretamente revolucionario, directo a romper el ahógo. Hoy, en el momento en que el capital no suministra más una identidad social al trabajador, sino que al contrario trata de utilizarlo de manera genérica y diferenciada, sin perspectiva y sin futuro, la única respuesta contraria al trabajo es la de destruirlo, procurando una propia proyectualidad, un propio futuro, una propia identidad social del todo nueva y contrapuesta a los intentos de nadificación puestos en marcha por el capitalismo postindustrial. Aquí vuelven a la actualidad algunas reflexiones que parecían de otro tiempo. El sabotaje, cuando se utilizaba, era solamente un medio de intimidación pero, lo que es más importante, golpeaba no sólo para obtener algo, sino que también y diré principalmente, para destruir. Y el objeto de destrucción es siempre el trabajo. Cierto que para atacar se necesita un proyecto, una conciencia de lo que se quiere hacer. El sabotaje es un juego fascinante, pero no puede ser el único juego que se desee jugar. Es necesario disponer de una multitud de juegos, varios y a menudo contrastantes, con el fin de evitar que la monotonía de uno de ellos o el conjunto de las reglas se transforme en un ulterior trabajo aburrido y repetitivo. El aspecto esencial de un proyecto de destrucción está ligado a la creatividad empujada al máximo nivel posible; ¿Qué podremos hacer con el dinero de todos los bancos que atraquemos si luego la única cosa que sabemos hacer es comprarnos un coche, una mansión, ir de discotecas, llenarnos de inútiles necesidades y aburrirnos a muerte hasta el próximo atraco?. Pienso que el rechazo del trabajo se puede identificar antes que nada con un deseo de hacer las cosas que más placen, por eso de transformar cualitativamente el hacer en actividad libre, esto es, en acción. Pero la condición actival el hacer libre, no se consigue de una vez por todas. No puede nunca pertenecer a una situación externa a nosotros y nosotras. Necesitamos profundizar en nuestro propio proyecto creativo, sobre lo que se quiere hacer de la propia vida y de los medios de los que se está en posesión no trabajando. Porque ninguna suma de dinero podrá nunca liberarnos de la necesidad de trabajar y de todas aquellas otras necesidades que se nos crean. 

Este texto fue publicado en Ekintza Zuzena nº 17

lunes, 28 de septiembre de 2015

Los Jefes - Ricardo Flores Magón



No hay que ser masa, esto es, no hay que participar de los prejuicios, de las preocupaciones, de los errores, de las costumbres de las multitudes inconscientes. La masa tiene la firma creencia de que es necesario un jefe o un caudillo que esté a la cabeza, que la conduzca hacia su destino, que la lleve a la tiranía o a la libertad, la cuestión es que la guíe con caricias o salivazos, por la buena o por la mala.

Esta costumbre, tan arraigada en el ser humano, es fuente de inagotables males para la causa de la redención de la especie humana. La vida, la honra, el bienestar, el porvenir, la libertad, todo es puesto en las manos del hombre que la hace de jefe. Es el jefe el que tiene que pensar por todos, es el jefe el encargado del bienestar y la libertad de la masa en general y del individuo en particular; de lo que resulta que los millones de cerebros de la masa, no piensan, pues, que el jefe es el encargado de pensar por todos. Esto da lugar a que las masas se vuelvan pasivas, de que no salga de ellas ninguna iniciativa, y de que lleven a rastras una existencia de rebaño, halagado por los políticos y los aspirantes apuestos públicos en tiempos de elecciones, para apalearlo cuando éstas han pasado; engañando con promesas por los ambiciosos, en tiempos de acción revolucionaria, para premiar sus sacrificios con puntapiés después de la victoria.

No hay que ser masa; hay que ser conjunto de individualidades pensantes, unidas entre sí para conseguir fines comunes a todos; pero que cada uno, sea hombre o sea mujer, piense con su propia cabeza, que cada uno haga esfuerzos para dar su opinión sobre lo que es preciso hacer para alcanzar el logro de nuestras aspiraciones, que nos son otras que la libertad de todos fundada en la libertad de cada uno; el bienestar de todos, fundado en el bienestar de cada uno, y par llegar a esto, necesario es destruir lo que se le opone: la desigualdad, haciendo que la tierra, las herramientas, las maquinas, las provisiones y las casas, todo cuanto existe, ya sea producto natural o producto de la industria y de la inteligencia del hombre, pasen de las pocas manos que actualmente las tienen, a las manos de todos, hombres y mujeres, para producir en común, cada quien según sus fuerzas y aptitudes, y consumir cada quien según sus necesidades.

Para lograr esto no hacen falta los jefes, antes bien estorban, porque el que es jefe quiere predominar, quiere que se le obedezca, quiere estar sobre los demás, y nunca un jefe podrá ver con buenos ojos la intención de los pobres de instaurar un sistema social basado en la igualdad económica, política y social, del ser humano. Un sistema de esta clase no garantiza a los jefes la vida ociosa y fácil que quieren llevar, llena de honores y de gloria, a costa de los sacrificios de los humildes.

Así pues, hermanos mexicanos, aprended a obrar con vuestra apropia iniciativa para llevar al terreno de la práctica los principios generosos consignados en nuestro Manifiesto del 23 de septiembre de 1911. Nosotros no nos consideramos como vuestros jefes, y nos entristecería que vosotros vierais en nosotros jefes a quienes seguir, y sin los cuales no os arriesgaríais a hacer algo en pro de la causa. Nosotros estamos a punto de ir a presidio, no porque seamos criminales, sino porque no nos vendemos a los ricos ni a la autoridad, porque no queremos ser vuestros tiranos aceptando puestos públicos o fajos de billetes de banco para convertirnos en burgueses y explotar vuestros brazos.

Nosotros no nos consideramos como vuestros jefes, sino como vuestros hermanos, e iremos contentos a presidio si portándonos como trabajadores conscientes, no desmayéis en vuestra actitud enfrente del capital y de la autoridad. No seáis masa, mexicanos; no seáis multitud que arrastra el político o el burgués o el caudillo militar. Pensad cada uno con vuestra cabeza y obrad según vuestro pensamiento os dicte.

No os desaniméis cuando nos veáis separados de vosotros por las negras puertas de presidio. Entonces os faltará nuestra palabra amiga y nada más; pero abnegados compañeros continuarán publicando Regeneración. Prestadles vuestro apoyo, porque ellos van a continuar esta obra de propaganda, que es necesario que cada vez sea más extensa y más radical.

No hagáis lo que hicisteis el año pasado cuando fuimos arrestados; entonces se enfriaron vuestros entusiasmos, se debilitaron vuestros propósitos de ayudar por todos los medios a la destrucción del sistema capitalista y autoritario, habiendo sido muy pocos los que permanecieron firmes. Sed firmes ahora; no os fijéis en nuestras personalidades, y, con renovado brío, prestad vuestro apoyo material y personal a la revolución del pobre contra el rico y la autoridad.

Que cada uno de vosotros sea el jefe de sí mismo; que no haya necesidad de que se los empuje a continuar la lucha. No os nombréis jefes; simplemente tomad posesión de la tierra y de todo cuanto existe y poneos a producir, libres del amo y de la autoridad. De esa manera la paz se hará por sí sola, como el resultado natural del bienestar y de la libertad de todos; pero si, preocupados por la maldita educación burguesa, que hace creer que es imposible vivir sin autoridad, admitís otra vez se encarame sobre vuestros hombros poderosos un nuevo gobernante, continuará la guerra porque quedarán en pie los mismos males que os tienen sobre las armas: la miseria y la tiranía.

Leed todos nuestro Manifiesto del 23 de septiembre de 1911, y gritad: ¡Muera el capital! ¡Muera la autoridad! ¡Viva Tierra y Libertad!


(Tierra y Libertad fue una de las consignas del movimiento revolucionario de tendencia anarquista en la región mexicana, del cual Ricardo Flores Magón fue uno de sus principales agitadores. Ricardo murió en una prisión militar en Kansas, asesinado directamente por la mano de los carceleros.)

Publicado en “Regeneración”, 15 de Junio de 1912

martes, 15 de septiembre de 2015

El Terror Argentino - Rafael Barrett

EL TERROR ARGENTINO 



LA TIERRA. LOS SALARIOS

El inmenso territorio argentino está casi despoblado aún. Como hay en él una paz suficiente, y una libertad por lo menos escrita, la población rural se densificaría con rapidez si entre los inmigrantes y la tierra no se interpusiese un grupo de poseedores. Ninguna ley facilita el amplio acceso del proletariado a la propiedad inmueble. En la Argentina no sé conoce el tipo del pionero. Los privilegios de la colonización han mantenido, bajo una forma distinta, el viejo monopolio de las mercedes reales. Hay todavía latifundios a las puertas de la capital. La industria ganadera, combinada con la agricultura extensiva, constituye el sistema económico de los estadios primitivos, ineptos a la gestación de una democracia segura. Los hombres, desalojados por las vacas y las ovejas, y paralizados por el aislamiento, no consiguen organizar y poner de pie su derecho a la vida. Era inevitable el desarrollo de una aristocracia de terratenientes, de corredores y de políticos, concentrada en Buenos Aires, núcleo luminoso del cometa cuyo cuerpo sin masa flota entre los Andes y el Atlántico. 
Se ha dicho que Rusia es un país de mendigos y de príncipes. Sería tosca exageración afirmar algo semejante de la República Argentina, pero comparad la marcha del salario con la de la renta. La Independencia Nacional brilló desde 1810 para los ricos, mas no para los pobres, sometidos por la ley de conchabos, vigente hasta fines de la centuria, a una servidumbre peor que la del coloniaje, en tanto que enormes feudos eran distribuidos entre los favoritos del poder. Los salarios han sido frecuentemente escamoteados a mansalva, mediante las emisiones de papel moneda, especulación de una minoría. Hoy, gracias a las gabelas y a las tarifas proteccionistas, los artículos de consumo se han encarecido al punto de hacer problemática la suma de los salarios reales. Apenas si ha comenzado a descender el nivel medio del dolor. . . 
Los dos tercios de las explotaciones agrícolas están en arriendo, por lo general sin contrato que asegure a los' arrendatarios el goce de las mejoras que producen y la tranquilidad de un hogar estable. Expuestos a ser inopinadamente despedidos, no se arriesgan a salir de lo provisorio. No habitan; acampan. Se guarecen en chozas de techo de zinc y piso de fango. ¿Cómo se alojarán los simples asalariados del labradío? Son una horda que vivaquea sobre la Argentina. Empujados por lo precario de su situación, más devastan los campos que los fecundan. De aquí el rápido empobrecimiento de las tierras. Raro es el peón fijo que obtiene 40 pesos al mes. Durante una corta temporada los que cosechan el trigo logran 4 ó 5 pesos al día. Bregan de sol a sol, salvo la media hora que emplean en deglutir una bazofia repulsiva y cara. Sitio hay en que ni del agua disfrutan, por ser salobre. Se les ha visto volverse a pie a Buenos Aires. En Australia un esquilador de ovejas duerme en su cama. En la Argentina gana la mitad y duerme en el suelo. Si el 40 por 100 de los inmigrantes, concluidas las labores de la recolección, emprenden de nuevo su costoso viaje hacia la miseria que en Europa les aguarda, es porque en la Argentina no hay para ellos ocupación ni refugios posibles. Son rechazados por una sociedad donde caben y se reclaman brazos sueltos, pero no familias; que alquila el plasma humano, pero no lo adquiere, lo fija ni se lo incorpora. Y no insistiré en los abusos de ciertos ingenios y de los obrajes y yerbales próximos a las fronteras. Allí se estafa al trabajador, de acuerdo con las autoridades; se le tortura y se le caza a tiros cuando intenta huir. 
En Buenos Aires el salario normal oscila de 1.50 a 3 pesos. Cincuenta mil obreras se resignan, en su mayoría, a salarios de hambre. Las costureras de blanco, las chalequeras, pantaloneras y afines trabajan 14 y 16 horas diarias para no perecer. Hay aprendizas que se sostienen con cincuenta centavos. El kilo de pan cuesta 0.30, la papa, 0.15, los porotos, 0.25, un repollo, 0.10. La fruta es inaccesible. Los precios de la carne y de la leche se han elevado tanto, que hace poco la Dirección de la Asistencia Pública aconsejaba instalar puestos para venta de carne de caballo, de muía y de burro. ¿Y qué decir de los alojamientos? Los conventillos de Buenos Aires son ya célebres en los anales de la patología social. Tribus enteras se amontonan en pocilgas que rentan 25 y 30 pesos al mes y donde la mortalidad llega al 19 por mil. 
Escuchad ahora. Mientras el salario alcanzaba penosamente las cifras que habéis leído., ¿qué sucedía con el valor de la propiedad? En veinte años los latifundios se han valorizado cincuenta veces. Al sur de la provincia de San Luis, por ejemplo, la hectárea valía 0.50 hacia 1895. En 1905, se han vendido más de 24 mil hectáreas a 19.40. Respecto a los inmuebles urbanos, he aquí, entre cien, un diagrama que tomo del doctor Justo, sobre la valorización de la esquina de las calles Balcarce y Chile. La horizontal indica los años, y la vertical el precio del metro cuadrado en pesos oro. 
Este violento contraste entre la prosperidad del hombre que posee y la del que trabaja en la Argentina, tuvo que abrir entre ellos un abismo de incomprensión y de odio. 



PSICOLOGÍA DE CLASE 
El río y los ferrocarriles hacen el drenaje de la dispersa riqueza, condensándola transitoria o permanentemente en Buenos Aires, que es el mercado, el puerto, la aduana; que es la capital, por ser el capital, anexando el gran volante de la administración a la' feria de las vanidades y de los negocios; Buenos Aires, que por ser caja fuerte es tribunal y cuartel; Buenos Aires, alambique céntrico, teatro instructivo de la lucha de clases en la América latina; Buenos Aires, donde los miles que usufructúan el lujo y los cientos de miles obligados a fabricar el lujo y a usufructuar la indigencia, se mezclan unos con otros en la democracia de las calles —la única democracia de estas latitudes—, se aprietan y se frotan, cargándose de una electricidad de venganza. . . Pero no simplifiquemos tanto; el comercio, las oficinas, el ejército y la iglesia, tienen su proletariado, dependientes, empleadillos, estudiantes-reporteros, acólitos de suburbio, reclutas del fusil y del remo, todo un proletariado que, sea por la esperanza del ascenso, merced al engranaje del escalafón o a la "manito" criolla, sea por natural abatimiento de espíritu, es un proletariado conservador, incluíbe como aliado, acaso fiel, en la clase poseedora. Sería injusta una acusación radical de parasitismo. Por más que la actividad de los poseedores, considerada en su complicado conjunto, se encamine a defender y multiplicar la posesión privada, manteniendo en una depresión semi improductiva a los innumerables no-poseedores, esto no se ejecuta ciertamente fuera de los moldes del trabajo moderno. Los soberbios servicios urbanos, las instalaciones de edificación, de tránsito y de enseñanza, introductoras de la cultura europea y norteamericana, encierran un valor social positivo y absoluto. Son el discreto lastre de la fastuosidad bonaerense, que sólo a los ojos de los turistas y en boca de los empresarios pasa por exponente del bienestar colectivo. 
No hay bienestar colectivo. Hay bienestar de una clase, cuyo dogma forzoso es la propiedad. ¿Cómo ha de resistir la mente del propietario a la virtud operatoria de la renta? Ayer poseíais uno, y hoy, sin más molestia que la de cruzaros de brazos, poseéis diez. Es el milagro burgués de los panes y de los peces. "Donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón". El propietario sabe que su alma de oro es inmortal. Sabe que después de muerto y enterrado continuará manejando sus bienes. Los bienes son el bien. La propiedad es Dios. El Banco es el templo. La sagrada escritura económica es el código, que manda al pobre seguir siendo pobre, y al rico seguir siendo rico. Jamás, en ninguna parte, aplicó secta alguna con semejante intransigencia un texto de teología. Los jueces de Buenos Aires han castigado con cuatro años de cárcel a un infeliz que había sustraído un dedal, y con seis a otro que se había apropiado un pantalón. Por robar dos flacas gallinas, se ha dictado recientemente en La Plata una condena a dos años de prisión mayor. Se reserva la piedad para los homicidas románticos y la envidia para los ladrones legales. El ratero hambriento es un can rabioso. No busquéis en la Argentina presidentes Magnaud, que suavicen, al calor de la verdadera justicia, la barbarie anacrónica de las leyes. La pobreza es una circunstancia agravante y una presunción del delito. 
Las costumbres están de terrible acuerdo con la ley. La religión de la propiedad se arraiga tanto más en los poseedores cuanto menos religiosos son. El poseedor argentino es ateo; Ja mujer es supersticiosa. Para el uno el vaticano-sensual a la moda es un espectáculo agradable, que entretiene las mañanas como el teatro entretiene las noches. Para la mujer es además un flirt con los fetiches. Al lado de la Virgen de Lujan y de San Expedito, el viejo Cristo enamorado de los pobres resulta un poco anarquista. Hubo que arreglarlo para el uso platense, habilitándole con un pequeño capital. No se concibe un Cristo que no sea, ya que no estanciero, siquiera propietario y conservador. Las casas católicas de este Jesús elegante no se asemejan al establo de Belén ni a los conventillos del Sur. Están copiosamente subvencionadas. Hojead el Diario de Sesiones, y hallaréis a cada rato listas por el estilo de la siguiente: 

"La Santa Familia (Banfield), 1500 pesos de aumento en el presupuesto de la Nación. 
"Iglesia del Rosario de la Frontera, 25.000 pesos. 
"Templo de Belgrano (Santiago del Estero), 10.000 pesos. 
"Iglesia de Jujuy, 10.000 pesos. 
"San Francisco (Jujuy), 10.000 pesos. 
"Obispo auxiliar, 3.600 pesos. 
"Iglesia de Santa Rosa, 5.000 pesos. 
"Iglesia del Rosario, 5.000 pesos. 
"El Carmen (Santa Fe), 5.000 pesos. 
"Hermanas Adoratrices (Santa Fe), 3.000 pesos. 
"Hermanas Capuchinas (Rosario), 5.000 pesos. 
"Hermanas del Huerto (Santa Fe), 5.000 pesos. 
"El Huerto (Esperanza), 500 pesos. 
"Iglesia de Rioja, 40.000 pesos. 
"Sagrado Corazón de Jesús (Rioja), 200 pesos mensuales. 
"El Buen Pastor (Catamarca), 7.000 pesos. 
"Hijas del Corazón de María, 8.000 pesos. 
"Buen Pastor (Córdoba), 8.000 peses...", et sic de coeleris. 

Los conventos son industrias dignas de protección. En ellos se cose, se plancha, se guisa, se ordeña, se crían aves de corral y hortalizas y frutas y legumbres, haciendo al salario laico una santa competencia. Están bajo la advocación de patronos que son patrones, y tienen su correspondiente proletariado, con mártires de carne y hueso. De seguro recordáis aquella niña tísica que faenaba en uno de los numerosos "Sacre Cceur". Las hermanas ponían su cuerpecín moribundo en cuatro patas, y le hacían lavar pisos. No olvidemos que la beneficencia, hasta cuando es menos cruel, hace bajar los salarios. Si le regaláis 2, el trabajador a quien se pagaba 5, se conformará con 3. ¡ Triste ley económica, repetidamente comprobada! ¿Triste? Quizá profética. Quizá nos advierte que no son lícitas las ventajas que no se deben al propio esfuerzo y a la propia voluntad. Juzgúese, pues, el alcance de la corriente beneficiencia por-teña, pretexto de bailes y quermeses, cuyo vano júbilo empapa de insulto la limosna. Juzgúese de una caridad que, alimentándose de loterías, se prostituye al juego, divinidad menor cuya pagoda —el Jockey Club— es el segundo hogar de todo caballero distinguido. Salvo las erogaciones estrictamente eficaces en su carácter técnico, y que se refieren al servicio de hospitales, no cabe duda que por abaratamiento de la mano de obra o por el mecanismo del azar, las sumas de la beneficencia estrepitosa regresan en silencio a las arcas de donde salen, lo cual acontecería de igual modo aunque no interviniera un clero que, entre otras cosas, se dedica a colocar específicos y a bendecir los perros de los sportsmen millonarios. 
¿Será menester anotar que no pinto la excepción, sino los rasgos vulgares? ¡Sublime excepción! El salvavidas de Víale nos consuela de la tragedia ignominiosa en que la oficialidad de un buque náufrago sacrificó a los humildes marineros. La excepción es la que nos hace vivir. La humanidad, en que lo humano es siempre la excepción, se vuelve más exigente, más iracunda consigo misma al volverse más perfecta; de este ideal de perpetua angustia está hecha la majestad de nuestro destino. La estructura argentina habría sido maravillosa hace doscientos años; hoy somos bastante crecidos para decir que es egoísta, mala, feroz, abominable. Por ser mejores nos asiste el derecho de ambicionar, de exigir, de imponer más belleza y más luz. 
Las taras hereditarias del poseedor argentino agravan la virulencia de su culto a la propiedad. El latino —ateo, supersticioso o fanático— es mucho más inteligente que el anglosajón —de religiones bajas, compactas y sólidas—. El latino es múltiple, irregular, burlón, escéptico y entusiasta, indolente y convulsivo, ingenioso, embustero. El anglosajón es torpe, homogéneo, unilateral, obstinado, recto, leal. El latino inventa leyes bienhechoras, pero el anglosajón, el que las adoptó sin entenderlas, las adapta y las cumple. El latino imagina la libertad, pero es el anglosajón el que la disfruta. El latino —y el español, sobre todo— es irrespectuoso con las personas, agresivo, inquisidor. El anglosajón se abstiene de molestar a sus conciudadanos. Incalculable trascendencia de tan sencilla actitud: abstenerse —es decir, ahorrar y utilizar las energías que los latinos evaporan en aborrecerse, perseguirse, arañarse e increparse entre sí—. El latino asocia las ideas, pero el anglosajón asocia los hombres. El anglosajón procura obedecer con idéntica solicitud todas las leyes, porque es honrado. El latino obedece unas sí y otras no, porque es tramposo. Así como en España los únicos reglamentos que se cumplen son los relativos a las corridas de toros, en la Argentina las únicas leyes que se cumplen —¡y con qué felina precisión!— son las relativas al confinamiento económico de los desheredados. Las libertades políticas, ilusión, desahogo del obrero tímido, no se han conocido nunca en Sudamérica. De México al Cabo de Hornos reina una tiranía de mercaderes. Entresaco de mis apuntes de actualidad de 1909: 
"Ha habido elecciones en Córdoba. Según el telégrafo, millares de ciudadanos se han vuelto a sus casas, imposibilitados de votar. Ha habido elecciones en Rosario. Según el telégrafo, sólo votaron los elementos reclutados por el oficialismo con libretas que se distribuían al montón. Hubo elecciones en San Luis. Según el telégrafo, los votantes fueron citados por el jefe político, que les iba pidiendo el voto. En Buenos Aires la Unión Nacional sostiene la candidatura de Sáenz Peña, y la Unión Cívica sostiene la de Udaondo; las dos Uniones se increpan mutuamente. La Cívica dice que su adversario está a las órdenes del Ejecutivo. La Nacional invoca el caso de Palermo, «en que el padrón original fue hallado por la policía en el Comité de la Unión Cívica, cuyos miembros estaban manipulando a solas las tachas». Cívica, Nacional... ¡a cualquier cosa llaman las patronas chocolate! Manipular tachas... ¿ qué cocina es ésa? El diario más sosegado de la República concluye: «Esto de la compra de votos, y de los registros falsos, y de las canchas de taba adyacentes al comicio, es clásico hasta el fondo de las entretelas». Figueroa Alcorta indulta a un condenado por fraude electoral, y hace bien. El fraude no es un delito, es una costumbre. ¡ Además, el pobre Llames tenía tantas desgracias encima! Era borracho, pendenciero y ladrón. Se ha fallado el proceso contra los ladrilleros: un señor Ferreyra, ansioso de representar a su país, se entendió con la Sociedad Fabricantes de ladrillos de la capital. Ferreyra se comprometía a obtener la modificación de ciertas ordenanzas, y los ladrilleros firmaron el acuerdo siguiente: «Para las elecciones de 1910, cada socio firmante deberá proporcionar al señor Ferreyra diez votantes, o en su defecto abonarle la suma de doscientos pesos para suplir dichos votos». El defensor de Ferreyra estuvo oportuno: «Se trata de un pacto perfectamente legítimo, dijo; este sistema es conocido y practicado por todos los hombres políticos y todos los partidos que aspiran a gobernar»". 
Las grandes compañías tienen a sueldo a los caudillos democráticos. El Poder Legislativo y el Ejecutivo son simples dependencias de los Bancos, de los ferrocarriles, de las empresas y de los negocios particulares. La ley social ha sustituido a los jueces, menos plásticos, por los pesquisas. La abstención electoral de los probos es casi absoluta. 
A pesar de la tarifa del voto (de 15 a 20 pesos) y de arrearse a las urnas al personal de las reparticiones y los difuntos, no votaron en 1908 sino 25.283 electores y no se inscribieron sino 68.643, para la población masculina de una ciudad de 1.200.000 habitantes. En la provincia se asesina sin mayor tropiezo a los periodistas de la oposición. Los doctores pululan. Los más solemnes plumean sobre acertijos jurídicos o históricos, y van a La Haya a proponer teorías de alto derecho internacional, sin preocuparse de la inhabitabilidad política de su país. Los literatos oscilan de una glacial erudición a un preciosismo importado. La prensa, cuyo mérito se avalúa por lo que pesa el papel de cada número, es un largo índice informativo y comercial, despojado de toda significación elevada, de toda valentía, de toda graciosa sutileza. Es una prensa castrada y gorda como aquellos a quienes sirve; una prensa que se viste del talento extranjero, y que trata las hondas cuestiones nacionales con la hipocresía o el mutismo de las conciencias compradas. Ante la ley social del 28 de junio, que da el supremo puntapié a la Constitución argentina y a las libertades conquistadas en cuatro siglos, entre ellas la de pensamiento y la de imprenta, ¿qué ha hecho la famosa prensa bonaerense? Oponer el impudor de la meretriz o la inercia del cadáver. ¿Qué importa? Por el momento, las cifras de la exportación y de los depósitos bancarios no bajan. Es lo principal. ¿No se opina así en los Estados Unidos? ¿No ha cacareado Roosevelt en el Cairo, en Roma, en Berlín, en París y en Londres que el primer deber del patriota es hacerse rico? Norte América produjo algo más que este infatigable Pero Grullo. Emerson y Whitman fueron norteamericanos. La fase aguda del capitalismo yanqui ha pasado ya. Hay un William James que dice: "¿No sería la pobreza el verdadero heroísmo? ¿No nos representamos lo que era el antiguo ideal de la pobreza: la emancipación de toda ligadura material, la perfecta integridad del alma, el desdén viril de las cosas de la tierra, el derecho de entregar la vida en cualquier instante, sin incurrir en ninguna responsabilidad; en una palabra, la actitud atlética, el alma siempre dispuesta al combate de la vida?... Sucede con frecuencia que el deseo de ganar dinero y el miedo de perderlo son los mayores estimulantes a la cobardía, a la corrupción radical. En miles de circunstancias un hombre encadenado por sus riquezas es forzosamente un esclavo, mientras que un hombre para quien la pobreza no tiene nada de espantoso se convierte en un hombre libre". ¿Cuándo, desde una cátedra universitaria, se dejarán oír estos acentos en Buenos Aires? Los Morgan, los Carnegie y los Rockefeller, vencidos por el nuevo ambiente humano, se avergüenzan de sus millones y los restituyen. ¿Cuándo se les podrá imitar en Buenos Aires sin arriesgarse a la descalificación pública? La Argentina no es aún más que un país decapitado que digiere. 
¡ Ah, el desprecio del pobre, el asco del obrero, la delicia de atormentar al débil! Por las venas del poseedor argentino corre la sangre torquemadesca de los aventureros que sepultaban a los "infieles" americanos en las minas o los quemaban vivos. Se adora la cruz crucificando al prójimo. Se adora la propiedad expropiando los tuétanos del prójimo. He aquí noticias frescas de la madre España: "4 de junio. — Un obrero se presentó a consultar a uno de los médicos del Patronato contra la tuberculosis, establecido en Barcelona. El doctor que le auscultó notó sobre el brazo derecho un tatuaje representando una alegoría revolucionaria. Los miembros del Patronato y las damas del comité se indignaron y resolvieron hacer desaparecer este tatuaje. Se ensayó inútilmente catequizar al obrero, luego le negaron ciertos alimentos, con lo que se debilitó más todavía. Finalmente se resolvió hacerle una operación sin tener en cuenta su estado de debilidad que hacía imposible el uso del cloroformo. Cuando los médicos le hubieron arrancado la piel, le enviaron en un estado deplorable al doctor Que-raltó, que denunció el hecho en una reciente conferencia y ahora es objeto de las persecuciones del Patronato" (Le Ma-tin y otros periódicos franceses). "Tal madre, tales hijos". En la Argentina, donde no hay quien se apasione teologal-mente hasta ese punto, el poseedor o la autoridad grande o chica hace de ortodoxo, y el pobre hace de hereje. Un oficial le atraviesa la ingle con la espada a un conscripto, "porque no marcaba bien el paso". Extracto del informe sobre otro conscripto, Gismani: "Está probado que Gismani padece de una bronquitis asmática crónica... El sargento Pedroza oyó decir durante el descanso, al soldado Gismani, que aunque le dieran de palos no trotaría más por no poder ya hacerlo, y entonces mandó formar inmediatamente y ordenó diversos movimientos al trote. . . El soldado Gismani, después de dar algunos pasos al trote, terminaba dicha instrucción al paso contestando al sargento Pedroza, que cada vez le gritaba que trotara: «¡no puedo trotar, mi sargento!»" El consejo supremo de guerra sentenció al conscripto Gismani a tres años de presidio, por insubordinación. Del Santo Oficio policial hablaré en seguida. Los inmigrantes son "gringos", "gallegos", acreedores a motes viles y la mofa sempiterna; mientras un capricho de la casualidad no los saque de pobres, estos desgraciados que proporcionan bloques de oro a cambio de un pedazo de pan, no son sino "hijos de la gran puta". En 1890, los "muchachos" de los cantones se solazaban en fusilar metecos distraídos. Mataron así a muchos trabajadores que cruzaban las calles, albañiles en los andamios, etc. Llamaban a tan chistosa operación "cagar gringos". La dorada juventud que se alineaba por las tardes en ambas veredas de la calle Florida para atentar al pudor de las señoras indefensas, acudía por las noches a las casas de prostitución, para destrozar el mobiliario y azotar a las mujeres. Uno de estos "indios", y digo indios puesto que se denominaron a sí propios "la indiada", mató de un tiro de revólver a un niño lustrabotas, porque no le hacía brillar bastante los botines. ¿Impunidad? ¡ Claro es! Impunidad —y aplausos sinceros, de añadidura— hubo para los "indios" estudiosos que en Mayo, durante su grotesca cruzada contra la clase obrera, atrepellaron e incendiaron hogares pobres. Estragos son de la codicia disolvente, que nos hacen dudar de la cohesión misma de los poseedores frente a un peligro serio, y del mínimum de solidaridad que se requiere en el caso de un conflicto exterior. No obstante sus Dreadnoughts lucrativos, la Argentina no es temible. Los jóvenes ricos de Nueva York iban voluntarios a Cuba. Al solo anuncio de la guerra con Chile, los de Buenos Aires se escaparon a Montevideo. 
Lo que presta un sabor dramático a la escena colectiva es, en los propietarios-dirigentes, su ignorancia de las formidables realidades que les rodean. Ignorancia sentimental en primer término: su género de vida les incapacita para representarse las congojas y las rebeldías del proletariado. ¿Cómo, los que únicamente se apuran por el precio de los automóviles o de los rubíes, comprenderán el sufrimiento del hombre que no puede hacer remendar sus zapatos o de la hembra que no puede ofrecer una taza más de leche a su hijo? Unos cuantos niños ricos remitieron a La Nación ropas viejas para los niños pobres, con esta postdata: "Las que no crea conveniente dar, señor director, úselas para limpiar las máquinas". Los pobres son máquinas. Los ricos presencian la insurrección de las máquinas llenos del estupor con que Balaam oyó hablar a la burra. Para ellos la miseria es un cuadro donde surgen extrañas figuras sin espesor. Hora vendrá en que aprecien todo su siniestro volumen. Examinad en segundo término la ignorancia, menos excusable, de los hechos históricos y contemporáneos. El poseedor argentino ha demostrado que ignora las decenas de millones de obreros organizados para la lucha económica en el mundo, provistos de una doctrina científica y filosófica, un heroico misticismo y un irresistible plan de campaña. Ignora que decenas de millones de obreros están unidos en la convicción de que es indispensable socializar la tierra y los instrumentos de trabajo y suprimir lo que resta del principio de autoridad, rematando el proceso emancipador comenzado hace veinte siglos. Ignora que los doscientos mil obreros de Buenos Aires son una ola del océano internacional. Ignora lo enorme, como el insecto ignora la montaña. En el Parlamento se ha consagrado oficialmente esta ignorancia monstruosa. Se ha votado una ley social sin que un diputado ni un senador haya aducido un argumento de índole social, un dato, una cifra sobre la distribución de la propiedad, sobre los salarios o sobre la renta. "Desde que el anarquismo es un principio según el cual no se conoce ni ley, ni Dios, ni patria —mugió un docto senador— resulta que podríamos compararlo con una reproducción de los antiguos vándalos que destruían por destruir". Nerón y sus amigos creían también que los primeros cristianos adoraban a un Dios con cabeza de burro. . . Los "intelectuales" han confundido el terrorismo con el anarquismo, revelando que ignoran la existencia del apóstol Tolstoi, del crítico Anatole France, del sociólogo Kropotkin, de los genios y santos anarquistas que son la honra de la civilización. Han revelado que ignoran hasta los recursos del proletariado de Buenos Aires, ellos, que saben el dinero que cuestan las ridiculas manifestaciones pro Sáenz Peña o pro Udaondo, ellos, que han visto mítines de sesenta mil trabajadores bajo la inminencia de las balas. Se figuran que la policía lo remediará, como si se tratase de una banda de cuatreros. ¿Qué es esto? —preguntaba Luis XVI desde la ventana de su palacio—, ¿un motín?" Igual inconsciencia del poseedor argentino ante la más profunda de las revoluciones. Está persuadido de que la humanidad ha alcanzado su meta; de que el orden actual es inmejorable, de que no hay nada que añadir a la historia, de que no queda espacio en que avanzar. Está persuadido de que él es la patria, la sociedad y el planeta, inmóviles en su beatitud de cosas intangibles. . . E pur si muove! En el fondo del valle florido los falsos poderosos comen y se divierten. Allá arriba, en las ásperas gargantas batidas por la nieve y fecundadas por el cielo, se forma poco a poco el fatal alud de la justicia. 

EL TERRORISMO 
un socialismo a la alemana o a la inglesa no era viable en Buenos Aires. La ausencia de sufragio y de industrias fabriles, las razas predominantes en la inmigración, la desnudez del proletariado, el cinismo de los poseedores y la ineptitud incomparable de los gobiernos burgueses acarrearon la "acción directa", desde la huelga a la dinamita. 
Los poseedores afirman que el terrorismo es importado. ¿Pero por qué no estallan bombas ni en Inglaterra, ni en Suiza, repletas de terroristas? No. Las bombas estallan donde hacen falta y hay motivo para ello: Rusia, España, Argentina. El credo revolucionario de los pobres no viaja ya en los bolsillos de los profetas. El anarquismo es hoy una atmósfera moral que penetra los últimos escondrijos del globo, y querer detenerlo en la dársena es querer detener el viento. Bloquead Buenos Aires, y le convertiréis en bomba máxima. El terrorismo es obra vuestra, y sea dicho en honor de la Argentina: su anarquismo es argentino, y único fermento de verdadera evolución hacia el bien. ¡ Locos! ¡ Dejad a vuestro proletariado, a la sustancia sana y sufrida y valerosa de vuestro país, en contacto con los gérmenes que os trae el mar de otras regiones más altas y más puras! ¡ Sed agradecidos con ese inmenso no-yo al cual debéis vuestro ser, con ese extranjero que os ha creado, que os ha enriquecido con su inteligencia y con su carne, que os lo ha dado todo, menos la tierra, y que aun podrá salvaros con sus lecciones de sensatez y de sacrificio! 
Vosotros inaugurasteis el Terror con la ley de residencia. Vosotros lo instalasteis con la matanza del I9 de mayo de 1909. Los crímenes de los terroristas son un tenue reflejo de vuestros crímenes. Las gotas de sangre y de lágrimas que os salpican a la explosión de una bomba, ¿qué son junto a los ríos de lágrimas y de sangre que derramáis vosotros implacablemente, fríamente, año tras año, desde que empuñáis el sable, el cheque y el hisopo? Por el asesinato de Falcón, obra de un niño que en vuestras garras está, y por reclamar los trabajadores durante el centenario la derogación de la ley de residencia, habéis encarcelado, deportado, confinado, torturado millares de inocentes, y seguís haciéndolo, seguís hundiendo familias y familias en la miseria y en la desesperación. ¡Deuda tremenda! Hay otros tribunales que los vuestros. Dellepiane caerá como cayó Falcón. Figueroa Alcorta caerá como tantos jefes de Estado han caído, víctimas de la dinámica social. El que a hierro mata a hierro muere. Caerán Maura y Alfonso, expulsados por la época. Caerán, como han caído centenares de funcionarios rusos. 
¡Rusia! Vuestra policía, discípula de aquélla, ha reasumido los tres poderes y la entera soberanía de la Nación; prohibe pensar y hablar, secuestra no sólo los libros liberales, sino los de título sospechoso, aunque sean reaccionarios; ella, el órgano de la traición y de la brutalidad, tiene, como la rusa, su ejército de espías y de agentes provocadores; ella, reclutada en la hez de la República, arresta, pega, manda a presidio, retira de noche los cadáveres mutilados de sus presos, fleta un buque —el Montjuich flotante—, para tirar al agua, con grillos en los pies, a los redentores que la estorban... Sí. Pero, ¿ tiene Dellepiane los medios del zar? ¿Valdrá vuestra Ushuaia lo que su Siberia, y vuestro rebenque lo que su knut? ¿Y qué ha conseguido Rusia? Engendrar los Bakunin, los Tolstoi y los Gorki, iluminar la Europa con las llamas de su hoguera, precipitar el triunfo de la inevitable justicia. 
Os cubrís inútilmente de oprobio. Nadie puede impedir el advenimiento del futuro. 
A raíz de la bomba del Colón (petardo de pólvora lanzado por la policía) habéis corrido al Congreso, enfermos del pánico más ruin —el del vientre— y habéis votado la "ley social" del 28 de junio. Me repugnaría consignar los aullidos de esas sesiones memorables. Prefiero copiar el texto de la ley para asombro y escándalo del piadoso lector. (Omitimos la transcripción en esta edición por no encontrarla ... aún) 
¡ Oh argentinos! Ante este monumento de sandez o de demencia, en el que no hay ni gramática, los juristas os dirán: "Habéis declarado subversiva la Constitución. La habéis dado el golpe de gracia e inferido los últimos ultrajes. Habéis aniquilado las libertades de pensamiento, de palabra, de imprenta, de reunión y de tránsito que resumen nuestro éxodo del salvajismo. Al poner las conciencias y los cuerpos en las uñas de los esbirros, habéis abolido la dignidad humana. Habéis sentado al verdugo en el sitial del juez". 
Y yo os diré que la paz no depende de las leyes. 
Los economistas os dirán: "Bajo la amenaza del chantaje de los pesquisas, ningún capitán de buque embarcará proletarios desconocidos. Por lo demás, ni los pordioseros querrán venir a un país que ha retrocedido cuatrocientos años de barbarie. La inmigración cesará, y os arruinaréis". 
Y yo os diré que la paz no depende de la riqueza material. 
Los patriotas os dirán: "Habéis ensuciado la gloriosa fecha del centenario. La opinión se amotinará contra vosotros en todos los pueblos libres, romperán vuestros escudos nacionales, apedrearán a vuestros cónsules, escupirán vuestra bandera. Habéis hecho algo más que asesinar a un Ferrer, habéis asesinado el honor argentino". 
Y yo os diré que la paz no depende de la estimación ajena. 
Yo no soy jurista, ni economista, ni patriota; yo, que no soy más que un hombre que conoce el dolor, os repetiré las palabras de nuestro hermano Emerson: "El que hace una buena acción se ennoblece inmediatamente; el que hace una acción baja se disminuye en el acto. El que se despoja de la impureza reviste por eso mismo la pureza. El que comete una hipocresía, un engaño, por eso mismo se engaña; pierde el contacto de su verdadero ser. Nunca el robo enriquece; nunca la caridad empobrece. La sangre derramada cae sobre el matador. Y el que ama y sirve al prójimo, por mucho que se oculte, no escapará por ninguna estratagema a su recompensa". ¿Para qué buscar sanciones aparenciales y lejanas? La sanción es interior y fulminante. En el minuto mismo en que os resignasteis a votar y cumplir la ley social, el alma argentina, dentro de su cascara de oro, se entristeció, se empequeñeció y se arrugó como un fruto seco. Pero la vida es elástica. La realidad es buena. Vosotros sois o seréis buenos, puesto que existís. Dominad los instintos del miedo y de la codicia. Levantad los corazones y las frentes, y vuestras manos manchadas se purificarán. 

San Bernardina (Paraguay), julio de 1910 

sábado, 12 de septiembre de 2015







CUADERNOS DE NEGACIÓN  es una publicación organizada por temática y cada número abarca una crítica a los diversos aspectos del sistema capitalista.
El  último número es el 9º "Contra la economización de la vida":
"Si bien la mercancía, el Capital y el valor no explican absolutamente todo en esta sociedad, sin ellos no podemos comprender nada. La crítica de la economía, como podría suponerse, no deja de lado la política, la religión, la ciencia y demás dimensiones de esta sociedad, sino que, por el contrario, nos permite comprenderlas y atacarlas en cuanto parcialidades de la totalidad que conforman.

La contraposición que queremos enunciar es tajante: no nos dedicaremos a la economía en cuanto parcialidad, en cuanto disciplina. Se trata de la lucha contra la economización de la vida, de la contraposición práctica entre las necesidades humanas y las necesidades de valorización del Capital."


Podés descargar éste y los anteriores en  http://cuadernosdenegacion.blogspot.com.ar/ , o contactarte con chenquenegrocr@hotmail.com para conseguir las versiones impresas (ahora también disponible en el local "Unification Discos", Comodoro Rivadavia, Chubut).




Ya salio Temperamento Radio!

En este decimo encuentro:

Actualidad:
- El asesinato de Gerardo Escobar
- Conflicto en Parana Metal
- Luchas de los trabajadores municipales en Río Gallegos
- Audiencia de la Corte Suprema por el derecho a huelga

La Internacional:
- Renuncia de Alexis Tsipras
- Situación en Turquía y Kurdistan - Parte 2

Dicho y Hecho
- Contra la Democracia

Nos acompañan: Johnny Cash, Loquillo y los trogloditas, Acidos Populares

Agradecemos la difusión del programa y alentamos a ponerse en contacto
Facebook: Temperamento Radio

puedes descargar o escuchar online en:
http://temperamentoradio.blogspot.com.ar/

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Dinamita Cerebral - Colección de cuentos anarquistas



Si la literatura sólo sirviese para entretener a los desocupados y para hacer reír a los satisfechos, no apreciaríamos el trabajo de un escritor en más de lo que apreciamos las bufonadas de un payaso.
Este nos divierte un momento, mientras que el escritor ejerce una influencia poderosa en nuestra manera de sentir y de pensar. Nada en el mundo produce una impresión tan duradera e influyente como la palabra escrita; y su importancia crece a medida que la industria facilita progresivamente los medios de reproducción y propagación de los papeles impresos.
Todos en la juventud hemos tenido nuestros autores predilectos, que han marcado una orientación decisiva en nuestra vida intelectual, moral y artística.
Terminó el escritor hace años el libro en que puso lo mejor de su personalidad; dedicó luego su atención a otras cosas; tal vez ya murió; pero su libro ha quedado, y personas que él no conoció, personas que no le conocieron, continúan experimentando las emociones que allí grabó su arte, sean de consuelo o de reflexión, de esperanza o de sufrimiento, de bondad o de horror.
Se realiza en esto como una especie de transmisión de herencia, para optar a la cual no se requieren derechos de primogenitura, sino afán de saber y capacidad para comprender. Jamás ningún otro legado se repartió con mayor justicia, ni dio a los herederos más preciosas riquezas.
Hubo siempre artistas y escritores asalariados y tuvieron sus defensores en el mundo de las letras todas las regresiones de la historia y todas las violencias, maldades y suciedades; pero, por fortuna, nunca las meretrices de la inteligencia llegaron a las alturas del arte sublime de los grandes maestros; porque si también los mercenarios pueden dominar la técnica y pulir las expresiones, en cambio tienen vedado el noble arranque de la espontaneidad y les falta la grandeza del pensamiento que es bello porque es verdadero y que llega al corazón porque es hermosamente humano.
Aquellos mismos cuya lozana juventud floreció en bellezas literarias pletóricas de vida y de pasión, apenas pudieron producir obras amaneradas y sin fondo cuando, después de haber aceptado el plato de lentejas, quisieron agradar a los poderosos y justificar su lastimosa caída desde las cumbres de los ideales al lodazal de las villanas conveniencias.
No reina el servilismo en aquellas alturas. La inteligencia del hombre naturalmente busca la verdad y el corazón espontáneamente se dirige al bien. Así se explican los preciosos y constantes servicios de la literatura en pro de los más sublimes ideales de la humanidad.
Esto no es decir que los grandes artistas, pensadores y escritores de diferentes épocas y países tengan todos el mismo credo, profesen iguales doctrinas o pertenezcan al mismo partido, ni mucho menos.
Léanse los nombres de los autores que se han reunido en este libro y se verá que muchos van por caminos diferentes, que tal vez sean contrarios entre sí; pero todos se encuentran en la alta cima. Hay algo que está en todos y más alto que todos.
Cada uno tendrá sus opiniones y su particular historia; sin embargo, todos convienen, más que en el pensamiento, en el sentimiento, en lo profundamente humano. Concuerdan todos en la protesta contra la injusticia.
Se ha coleccionado en este volumen un pequeño número de cuentos como podrían reunirse docenas y centenares de magníficas obras literarias que justificarían más y más el título de DINAMITA CEREBRAL, inventado por José Llunas, antiguo internacional y editor del semanario catalán "La Tramontana", como oposición a la violencia sistemática de los dinamiteros.
El arte es revolucionario, el pensamiento es revolucionario, el corazón del hombre es revolucionario; y así será mientras la tiranía sea monstruosa, mientras se funde en el error y mientras sus obras sean malvadas e injustas, que es como decir mientras la tiranía exista en cualquiera de sus formas.
Si en algo han contribuido a la gran obra de la emancipación integral humana y al esclarecimiento de las conciencias, que-darán satisfechos los que publican este libro buscando más la divulgación de las ideas que los materiales beneficios.
Juan Mir

Descarga: Dinamita Cerebral

miércoles, 26 de agosto de 2015

Boletín Chenque Negro N°6


En este número:
- Conflicto Santa Cruz: trabajadores municipales en lucha
    Las gestiones corruptas en las comunas de Rio Gallegos y Caleta Olivia colapsaron, mientras el reclamo salarial de los obreros y empleados municipales amenaza con agudizar la tensión y la conflictividad social. En Rio Gallegos, renunció el intendente y en la Zona Norte aumentan los despidos y la incertidumbre entre los obreros del petróleo y la minería. Se robaron todo y los trabajadores pagan los platos rotos.  

-Con la Soga al Cuello:  La policía nos sigue matando 
     La represión impuesta por el Estado adquiere distintas formas, pero tanto ayer como hoy cumplen el mismo fin: romper las organizaciones y la lucha en las calles,  disciplinar a la sociedad a través del miedo y la cohesión, para garantizar el desarrollo y sostenimiento del  sistema capitalista.

 - Santa Cruz: 8 años del atropello a los trabajadores ¡No olvidamos!
       El 17 de Agosto del 2007, Danier Varizat, ex funcionario de frente para la victoria, embiste con su camioneta a una manifestación de trabajadores que se encontraban protestando hacia varios meses por reivindicaciones salariales. Más de veinte trabajadores quedaron gravemente heridos, algunos con riesgo de muerte.


  
Descarga: Chenque Negro N°6

martes, 25 de agosto de 2015

Mi Anarquismo - Rafael Barrett



Dar a cada uno lo suyo. Sí, pero, ¿cómo se sabe lo que hay que dar? Aunque tuviéramos leyes justas, ¿cómo interpretarlas? Apenas conocemos por ráfagas, nuestra propia conciencia: la conciencia ajena es la noche. Cometamos de una vez la suprema injusticia de no ver las intenciones; juzguemos los hechos. Los hechos también son la noche. ¿Cómo restablecer la realidad física de un hecho social? No podemos averiguar el tiempo que hará mañana y queremos definir los remolinos misteriosos de la vida. En la selva inextricable de los apetitos queremos encontrar el testimonio incorruptible. Queremos, para iluminarnos, hacer comparecer a las sombras; para convencernos, hacer declarar a la hipocresía; para no ser crueles, citar a la crueldad; para sentenciar a los hombres, oír a los hombres. ¿Dónde está la verdad? ¿Está en el silencio de los que dejaron crujir sus huesos dentro del brodequín inquisitorial, o está en las confidencias del acusado a la moda? Los inocentes se alucinan y confiesan crímenes que no han cometido. ¿Qué mayor gloria para un abogado que la de salvar a un bandido? Nos quejamos de la lentitud de los procesos: si los jueces fueran absolutamente justos y medianamente razonables, no se atreverían a fallar nunca.

Me basta el sentido etimológico: "Ausencia de gobierno". Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes. Eso es todo. Será la obra del libre examen.

Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convertirá siempre en el caos. No conciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas.

Pero si se fijaran en la evolución de la ciencia, por ejemplo verían de qué modo, a medida que disminuía el espíritu de autoridad, se extendieron y afianzaron nuestros conocimientos. Cuando Galileo, dejando caer de lo alto de una torre objetos de diferente densidad, mostró que la velocidad de caída no dependía de sus masas, puesto que llegaban a la vez al suelo, los testigos de tan concluyente experiencia se negaron a aceptarla porque no estaba de acuerdo con lo que decía Aristóteles. Aristóteles era el gobierno científico; su libro era la ley. Había otros legisladores: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Anselmo. ¿Y qué ha quedado de su dominación? El recuerdo de un estorbo. Sabemos muy bien que la verdad se fundó solamente en los hechos. Ningún sabio, por ilustre que sea, presentará hoy su autoridad como un argumento; ninguno pretenderá imponer sus ideas por el terror. El que descubre se limita a describir su experiencia para que todos repitan y verifiquen lo que él hizo. ¿Y esto qué es? El libre examen, base de nuestra prosperidad intelectual. La ciencia moderna es grande por ser esencialmente anárquica. ¿Y quién será el loco que la tache de desordenada y caótica? La prosperidad social exige iguales condiciones.

El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político.

Hace falta curarnos del respeto a la ley. La ley no es respetable. Es el obstáculo a todo progreso real. Es una noción que es preciso abolir. Las leyes y las constituciones que por la violencia gobiernan a los pueblos son falsas. No son hijas del estudio y el común asenso de los hombres. Son hijas de una minoría bárbara que se apoderó de la fuerza bruta para satisfacer su codicia y su crueldad. Tal vez los fenómenos sociales obedezcan a leyes profundas. Nuestra sociología está aún en la infancia y no las conoce. Es indudable que nos conviene investigarlas, y que si logramos esclarecerlas nos serán inmensamente útiles. Pero aunque las poseyésemos, jamás las erigiríamos en códigos, ni en sistema de gobierno. ¿Para qué? Si, en efecto, son leyes naturales, se cumplirán por sí solas, queramos o no. Los astrónomos no ordenan a los astros. Nuestro único papel será el de testigos. Es evidente que las leyes escritas no se parecen, ni por el forro, a las leyes naturales. ¡Valiente majestad la de esos pergaminos viejos que cualquier revolución quema en la plaza pública, aventando las cenizas para siempre! Una ley que necesita del gendarme, usurpa el nombre de ley. No es tal ley: es una mentira odiosa. ¡Y qué gendarmes! Para comprender hasta qué punto son nuestras leyes contrarias a la índole de las cosas, al genio de la humanidad, es suficiente contemplar los armamentos colosales, que aumentan cada día, la mole de fuerza bruta que los gobiernos amontonan para poder existir, para poder aguantar algunos minutos más el empuje invisible de las almas.


Las nueve décimas partes de la población terrestre, gracias a las leyes escritas, están degeneradas por la miseria. No hay que echar mano de mucha sociología cuando se piensa en las maravillosas aptitudes asimiladoras y creadoras de los niños de las razas más "inferiores" para apreciar la monstruosa locura de ese derroche de energía humana. ¡La ley patea los vientres de las madres! Estamos dentro de la ley como el pie chino dentro del brodequín, como el baobab dentro del tiesto japonés. ¡Somos enanos voluntarios! ¡Y se teme "el caos" si nos desembarazamos del brodequín, si rompemos el tiesto y nos plantamos en plena tierra, con la inmensidad por delante! ¿Qué importan las formas futuras? La realidad las revelará. Estemos ciertos de que serán bellas y nobles, como las del árbol libre. Que nuestro ideal sea el más alto. No seamos "prácticos". No intentemos "mejorar" la ley, sustituir un brodequín por otro. Cuanto más inaccesible aparezca el ideal, tanto mejor. Las estrellas guían al navegante. Apuntemos en seguida al lejano término. Así señalaremos el camino más corto. Y antes venceremos. ¿Qué hacer? Educarnos y educar. Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!

Rafael Barrett

lunes, 24 de agosto de 2015

Carta de Vanzetti: A Los Trabajadores Argentinos

Cárcel de Dedham, Massachusetts, 1927.

Nosotros deseamos decir a los compañeros, a los amigos, al pueblo argentino, que sabemos cuán grande, sublime y heroica es su solidaridad hacia nosotros.
Sabemos que habéis dado el pan y el reposo vuestro, vuestra sangre y vuestra libertad por nosotros. Sabemos que hubo quien dió su vida por nosotros.
Vuestra solidaridad generosa nos reafirma en la fe anárquica y humana. Vuestro sacrificio heroico, nos hace sangrar el corazón, mas nos sostiene el ánimo dándonos la certeza de una victoria final del proletariado.
Nosotros saludamos a quien lucha por nosotros; a quien está preso por nosotros; a quien ha muerto por nosotros.
Compañeros: amigos, Pueblo de la Argentina: nosotros morimos con vosotros en el corazón.
Y que ninguno de vosotros se desaliente, que ninguno vacile, que ninguno pierda el ánimo, cuando os llegue la triste nueva de nuestra muerte; que ella no os espante.
La vía de la libertad, que es la vía del progreso y de la justicia, está empañada de sangre, sembrada de fosas. Solo los fuertes la pueden recorrer. Vosotros sois fuertes. Dos caídos más: ¿Y qué? Otros ocuparán nuestros puestos, más resueltos y numerosos que nunca. En alto los corazones: ¡viva la anarquía y la revolución social!
Y recordaos de cuanto queremos deciros: el enemigo nos quiere muertos, y nos tendrá muertos para defender el privilegio y la tiranía, para humillaros, para acobardaros, para venceros, destruiros y encadenar los pueblos al carro de su esclavitud. El enemigo se ha embriagado con el llanto de nuestras mujeres, de nuestros viejos y de nuestros niños. Nos ha torturado, átomo por átomo, insultado, escupido, clavado, befado, empapado los labios de hiel y vinagre y, finalmente, ofrecerá a Mammón el humo de nuestras carnes maceradas y maltrechas.
Y este mismo enemigo clava sus inmundos tentáculos en la carne de todos los pueblos de la Tierra, prepara el más grande militarismo del mundo y se apresta a esclavizar la entera humanidad.
Hay que aplastarle la cabeza.
El pasaría de buena gana sobre los cuerpos de los rebeldes, de los revolucionarios y de los libertarios: él se prepara a pisotear a la humanidad.
Los caídos, todos los caídos, deben ser vengados. ¡Guay si no lo son!
Nosotros os enviamos un abrazo fraterno y el saludo augural.

Bartolomé Vanzetti.

viernes, 21 de agosto de 2015

El Ateísmo de Emma Goldman

En un breve ensayo, recopilado por Christopher Hitchens en el libro Dios no existe (The Portable Atheist), Emma Goldman nos habla de su filosofía del ateísmo. Echemos un vistazo a las magníficas píldoras contra la religión, la creencia teísta y contra todo absolutismo que contiene el texto. Con buen criterio, Goldman considera que la idea de Dios, o como se quiera denominar, se ha vuelto más impersonal y nebulosa con el paso del tiempo y gracias al progreso y a los avances en el conocimiento. Sin cortarse un pelo en su retórica, la anarquista afirma que la idea de un Dios gobernador de los designios humanos ha ido dejando paso a "una especie de estimulo espiritualista para satisfacer los caprichos y manías de todo el abanico de flaquezas humanas". Sabemos que cualquier idea que se tenga de la divinidad es una creación humana, originada en el miedo y en la curiosidad, por lo que de manera lógica esa idea se va adaptando a todas las fases del quehacer humano.



Goldman cita a Bakunin en Dios y el Estado (la traducción difiere algo respecto a las habituales de la obra, pero respeto la aparecida en el libro de Hitchens): "Todas las religiones, con sus semidioses, profetas, mesías y santos, fueron creadas por la fantasía llena de prejuicios de hombres que aún no habían desarrollado del todo sus facultades, ni estaban en plena posesión de ellas. En consecuencia, el cielo religioso no es más que el espejismo en el que el hombre, exaltado por la ignorancia y la fe, descubrió su propia imagen, pero acrecida e invertida; esto es, divinizada. La historia de las religiones, la del nacimiento, apogeo y decadencia de los dioses que se han sucedido en la fe humana, no es otra cosa, por lo tanto, que el desarrollo de la inteligencia y la conciencia colectivas de la humanidad. A lo largo de su trayectoria históricamente progresiva, en cuanto descubrían en sí mismos, o en la naturaleza que les rodeaba, alguna cualidad, o incluso un gran defecto, fueran de la índole que fuesen, los atribuían a sus dioses, no sin antes exagerarlos y ampliarlos desmesuradamente, a la manera de los niños, siguiendo el dictado de su fantasía religiosa. (…) Sea dicho, pues, con todo respeto a los metafísicos e idealistas, filósofos, políticos o poetas religiosos: la idea de Dios comporta la abdicación de la razón y la justicia humanas; es la más rotunda negación de la libertad humana, y desemboca necesariamente en la esclavización de la humanidad, tanto en la teoría como en la práctica".

Por lo tanto, la idea de Dios ha sido revitalizada, adaptada y ampliada en función de las necesidades de la época, y el ser humano debe salir a la luz para lograr la liberación. El teísmo, como teoría de la especulación, debe convertirse en algo superfluo y dejar paso al ateísmo, como ciencia de la demostración. La relación del ser humano con sus semejantes dependerá de esa emancipación de la religión y del concepto de divinidad, de un abandono del Más Allá para lograr unas raíces fuertes en el mundo terrenal. La tolerancia y la asunción de ciertas filosofías, que pueda mostrar una confesión religiosa, no nacen de la comprensión, sino de la debilidad ante el temor de perder a unos fieles que empiezan a hacerse preguntas y pueden empezar a abrazar el ateísmo. Goldman señala, al respecto, la hipocresía de las instituciones eclesiásticas, bien aliadas con el poder político, en sus métodos y rituales para mantener la creencia en las personas (o, al menos, para que finjan que creen). Obediencia, sumisión y conformidad, mantenidas con cielos e infiernos, recompensas y castigos, están detrás del teísmo, y hace tiempo que su imperio se hubiera derrumbado si no es por el poder y el dinero que lo sustentan.

La idea del amor y justicia, llevados al terreno ideal del Más Allá, no ha conllevado más que el empobrecimiento de dichos conceptos en el mundo terrenal. Solo el hombre puede liberarse de dichos engaños y posibilitar la expansión y el crecimiento de su mente gracias al ateísmo. Si la filosofía del teísmo es estática e inamovible, la filosofía atea produce una incesante marcha hacia el conocimiento y la vida.

Se cita un primordial texto de Joseph McCabe, en La existencia de Dios: "Una ley de la naturaleza no es una fórmula elaborada por un legislador, sino un mero resumen de los hechos observados, un 'conjunto de hechos'. Las cosas no actúan de una manera particular porque hay una ley, sino que establecemos esa 'ley', porque ellas actúan de esa manera". Goldman considera que la filosofía del ateísmo es un concepto de vida sin ningún Más Allá metafísico ni Regulador Divino. Muy al contrario, es un concepto de un mundo real, existente, con sus posibilidades de liberación, crecimiento y perfección. El mundo real, debido al teísmo, se ha mantenido como una escala temporal en la que se ha puesto a prueba la capacidad humana para subordinarse y sacrificarse a la voluntad de Dios. El ateísmo solo puede combatir la influencia perniciosa del absolutismo teísta, sus efectos paralizantes en el pensamiento y en la acción del ser humano.

Solo un hipócrita puede asegurar que el teísmo garantiza la moralidad, justicia, honradez y fidelidad, cuando los más firmes exponentes de esos valores en la historia han sido impíos y ateos. Los más nobles valores no han sido forjados en los cielos, sino que están vinculados al desarrollo de la vida social y de las condiciones materiales de la humanidad. No son algo fijo y eterno, sino que están sujetos a las fluctuaciones de la vida misma. Como finaliza la Goldman: "El ateísmo, con su negación de los dioses, es a la vez la afirmación más vigorosa del ser humano y, a través de este último, el sí eterno a la vida, el sentido y a la belleza".

Jose María Fernández Paniagua